miércoles, 11 de enero de 2012

AYUDAR A LOS HIJOS A SER RESPONSABLES

Todos los padres quieren que sus hijos se conviertan en jóvenes responsables, y muchos se lo exigen en la adolescencia sin antes haberse ejercitado.
Es importante que desde niños los padres marquen unas pautas para que los niños vaya adquiriendo responsabilidades, dándoles tareas asequibles a sus edades y capacidades que les ayude a su desarrollo y maduración.
Son muy importantes los alicientes para estimular la responsabilidad, tales como elogios y algunas recompensas cuando los niños son muy pequeños, pero a medida que van creciendo los alicientes deben trasladarse de los padres a los niños, de tal forma que ellos puedan motivarse a sí mismo.
En algunas ocasiones los padres se muestran reacios a darles responsabilidades a los niños y jóvenes, en algunos casos no permiten que lleguen a ser responsables porque no se les ha dado la oportunidad por creer que no son capaces.
Mucho padres se sorprenderían de las cosas que son capaces de hacer sus hijos con un poco de ayuda y motivación.
Cuando los niños comienzan a sentir que ya son responsables necesitan menos ayuda, puesto que ya han desarrollado algunas habilidades que les permiten avanzar por si mismos.
Para los niños es de vital importancia contar con el apoyo de sus padres, para lograr sus objetivos, quienes los pueden orientar respecto a sus avances.
Para los niños el lenguaje que escuchan también es fundamental, porque aprenden a ser responsables. Un lenguaje optimista motiva, pero si por el contrario recibe y observa actitudes de desaliento fácilmente fracasará. De igual manera existen mecanismos para estimular su conducta, como los sistemas de refuerzo (elogios, sonrisas, un detalle, etc.), los cuales alientan y dan apoyo.
El desarrollo de la independencia y la autonomía en el menor, son también de vital importancia; estas actitudes le permitirán decidir, solucionar problemas y enfrentar situaciones no conocidas que le servirán de aprendizaje para cuando sea adulto.











lunes, 26 de diciembre de 2011

COMUNICACIÓN PADRES E HIJOS

Los padres de familia cada vez están más interesados en dominar buenas estrategias comunicativas que les permitan construir con sus hijos una buena base para sus relaciones afectivas.
La cultura  dentro de la família en su aspecto más común comparte una parte con la sociedad a la que pertenecemos, pero también posee un carácter propio que se construye dentro del propio núcleo familiar. La familia tiene una  serie de valores, normas, pautas y principios  que dentro del seno familiar dictan la conducta.
Dialogar es un proceso de carácter horizontal en el que los actores intercambian permanentemente sus papeles, de forma que el emisor se convierte en receptor y viceversa durante el transcurso del diálogo.
El diálogo facilita las relaciones de auténtica comunicación en la medida en que se amplía el conocimiento de todo lo que envuelve a los participantes. Para los miembros de una familia supone la posibilidad de no quedarse al margen de las otras esferas sociales de la vida de cada uno.
En la comunicación con los hijos, la mayoría de padres utilizan un discurso de tipo informativo, vertical y unidireccional, desde un emisor que está por encima a un receptor que está por debajo, se utiliza con frecuencia los sermones, y a los hijos no les queda lugar para decir nada.
Debemos construir desde la comunicación, desde el diálogo, una buena práctica y así procurar las condiciones más favorables para que se produzca la transmisión efectiva de valores, ya que a través del diálogo y la convivencia, padres e hijos se conocen mejor, ambos conocen las perspectivas de ambos, sus sentimientos, etc. Si  el diálogo es importante en las relaciones interpersonales, lo es aún más la comunicación en la familia, ésta está guiada por los sentimientos, nos ayuda a establecer contacto con el otro, a dar o recibir información y así expresar aquello que queremos decir, ya sean ideas, sentimientos o sufrimientos. La comunicación ayuda a fortalecer el apego en la familia y entre sus miembros.
No obstante, todo el diálogo tiene que tener una posibilidad de réplica; es decir, recoger un argumento y poder aportar otro, sin imponer autoridad por ninguna de las dos partes.




miércoles, 14 de diciembre de 2011

PENSAMIENTO ADOLESCENTE

Cada etapa de la vida es muy importante para nuestro pleno desarrollo y realización plena.
Los cambios de la adolescencia son de una graduación acelerada. A causa de ello pueden presentarse dificultades que surgen en las relaciones del adolescente con el adulto ya que éste sigue viéndolo como niño y lo trata como tal.
En el adolescente se manifiestan emociones a causa de sus cambios hormonales y físicos que lo hacen sentir que posee la capacidad de un adulto y si sus intereses son ignorados y menospreciados, fácilmente se sentirá agredido y dará una respuesta agresiva, generándose así el conflicto.
En la adolescencia el pensamiento aún no es completamente adulto, en esta transición hay una serie de cambios que a muchos padres les angustian pero que si los conocen lo podrán vivir de una manera distinta.
El adolescente se vuelve idealista porque en esta etapa ya puede concebir como podrían ser las cosas o como le gustaría que fueran.
Otro rasgo del pensamiento adolescente es el egocentrismo. El adolescente es egocéntrico porque se considera mucho más esencial y central en la vida social de lo que realmente es. y esto le lleva a tener la sensación de ser permanentemente observado y juzgado por los demás, a considerarse un ser único, irrepetible y con un destino especial y a sentirse incomprendido.
El adolescente siente que es el centro de atención y cree que existe una audiencia imaginaria ante la cual hay que actuar. Por una parte, están muy preocupados por lo que los demás piensan y, por otra, se sienten continuamente observados creyendo que su apariencia es lo que más interesa a los demás. 
El egocentrismo también se manifiesta a través de la llamada fábula personal. Se refiere a la idea de que son seres únicos, excepcionales e irrepetibles. Se considera socialmente más importante de lo que es, una experiencia nueva la tomará como algo excepcional y único que nadie más ha vivido y que nadie puede comprender.
Otro elemento característico, muy relacionado con el egocentrismo y la fábula personal, tiene que ver con el riesgo que corren al realizar determinadas conductas. Esa sensación de estar protegido de todo peligro se ha denominado fábula de la invencibilidad, hace que los adolescentes asuman riesgos que pueden tener consecuencias desastrosas.




viernes, 9 de diciembre de 2011

EDUCAR SABIENDO PONER LÍMITES

Muchos padres tienen la dificultad para poner límites firmes y eficaces a sus hijos desde sus primeros años.
Los niños son los primeros interesados y beneficiados de que se les marquen unas normas que, además de infundirles seguridad, les van a permitir adaptarse mejor a las normas y límites sociales en su vida social y adulta.
Al establecer reglas o límites estamos creando un entorno de seguridad necesario para el desarrollo integral del niño.
Es dentro del núcleo familiar donde el niño empieza a aprender el cumplimiento de unas normas, de unas reglas que posteriormente se le van a exigir para su perfecta socialización. Al actuar de esta forma, evitamos la sobreprotección y fomentamos su autonomía.
Todo límite puede llevar consigo cierta frustración, no sólo para el niño que tiene que aprender a respetar la norma, sino también para los padres. Si el adulto no tiene la firmeza suficiente para mantener la norma establecida, va a dificultar que el niño la acepte y la interiorice. Los padres deben ejercer el control combinando afecto, firmeza y seguridad.
Todo ser humano debe conocer cuáles son sus propios límites, así como cuáles son los límites necesarios de su actuación en convivencia con el otro.
Si el joven no ha tenido límites en su infancia, no sólo hará la vida imposible a las personas de su entorno para obtener lo que desea cuanto antes y a cualquier precio, sino que además carecerá de una propia conciencia de sus verdaderas necesidades, de sus verdaderos límites y, en consecuencia, de su identidad. Porque lo que nos moldea es lo que hemos tenido que superar, elaborar, trabajar y dar un sentido para tirar adelante. Somos lo que superamos, somos lo que incorporamos a través del trabajo y del esfuerzo. Si el premio o el regalo es permanente y sin motivo, si la demanda a pataletas es callada complaciendo el deseo sistemáticamente, se termina banalizando todo: el objeto deseado, lo que aporta dicho objeto y el propio deseo. Entonces, nada importa, nada cuesta, nada vale. 
Por eso en las consultas de psicólogos especializados en adolescentes abundan cada vez más las depresiones y otros males mayores que nacen del "como tengo todo lo que quiero, nada vale la pena" o "me intenté suicidar porque quien me gusta me dijo que pasaba de mí".


   

jueves, 1 de diciembre de 2011

EDUCAR EN VALORES

         
La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contra valor lo despoja de esa cualidad.
Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona.
La familia es el lugar ideal para forjar los valores, que posteriormente se transmitirán naturalmente a la sociedad entera.
Los padres y educadores debemos de tomar conciencia de la importancia de educar en valores.
La educación en valores siempre debe estar fundamentada en la práctica, en un clima y con unas relaciones educativas coherentes con ellos, ejemplificadoras de su expresión.
Sin darnos cuenta estamos contínuamente transmitiendo valores de una forma u otra, mostrando nuestra forma de ser y de actuar. Tenemos que ser conscientes de ello, ya que la primera estratégia para educar en valores es el ejemplo.
Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad y el respeto, son esenciales para un sano desarrollo de los niños.
Un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable, sea en su entorno familiar o escolar. Un niño que sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado, y así con todo.
Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarmos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto.
Con la ayuda de los padres, educadores y de los que conviven con los niños, aprenderán lo que está bien y lo que está mal decir, hacer, actuar, vivir.





                                      RECURSOS PARA LA EDUCACIÓN EN VALORES

domingo, 27 de noviembre de 2011

LA FAMILIA

La familia tradicionalmente ha constituido el nido de la educación de los hijos, en esta sociedad que vivimos la familia ha ido cambiando, han surgido nuevos tipos de familia y otras se han desestructurado. Muchas veces nos encontramos con familias que necesitan  ayuda en  la educación de sus hijos y es aquí donde el educador social puede tender la mano a la familia.
El contexto familiar es muy importante para la educación de los hijos, la familia constituye un sistema en el que todos los miembros interactúan entre sí, se influyen y evolucionan.
La familia tiene diversas funciones, como asegurar la supervivencia de sus hijos a través de los cuidados, facilitar un contexto afectivo y emocional adecuado para el desarrollo e instruir acerca de las normas y pautas de conducta ajustadas al contexto sociocultural al que los hijos se enfretarán.
Estas funciones tienen como eje común el vínculo afectivo establecido entre padres e hijos desde el inicio de la vida, este vínculo es el llamado "apego”.
El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida y responde a una de las necesidades básicas del ser humano, como el sentirse seguro, protegido y próximo a la figura de apego.
 Es básico para un correcto desarrollo, el apego es una relación que se va construyendo, creciendo y cambiando a lo largo de la vida.
La familia es el primer lugar donde los niños aprenden a interactuar con los demás. Los padres son los que empiezan a poner límites en la conducta del niño y empiezan a pautar las interacciones desde los primeros meses de vida.
Los padres adoptan pautas educativas que van a depender de muchos factores, como las propias experiéncias educativas, el carácter de los hijos y de los padres, las expectativas sobre los hijos, las ideas implícitas de los padres acerca del desarrollo y la educación , y tambien influirá mucho aspectos externos como la clase social y el entorno cultural.
Estas pautas educativas que los padres aplican se llaman “estilos educativos” y dependiendo del estilo educativo va a provocar una respuesta u otra en los hijos.
Los adultos nos convertimos en modelos de referencia para los niños y prueba de ello es el siguiente video.